Mis días seriados están divididos.
Las noches contigo tibieza y calma,
se abrazan también nuestras almas,
se sueltan los corazones oprimidos.
Del envase gustamos el contenido,
en amar a esta hora, así reclama.
Tu estrella en mi piel se plasma,
en la oscuridad hay Sirio encendido.
El volcán del cuerpo no ofrece peligro,
es nuestro, lo gozamos sin denigro.
La voz ausente, es hora de las manos.
Con escasa moneda, placer suficiente,
nuestra noche del mundo es ausente.
No hay culpables para reparos vanos.
Autor: Alcibíades Noceda Medina