Mujer de blanca piel
con regocijo en su sonrisa,
con maldad en sus besos
y lentitud en sus caricias
que me dio en esa tarde
de escuela,
en esas tertulias de deseo
y secuelas
de una pasion interminable,
Karelia esa fémina
con una cara de paisaje
que hoy la volví a ver
como en esas tardes,
igual que en esos años
y es lo lamentable
porque esta mujer
jamas logro amarme.
Levanto mi mentón
con su mano muy suave,
ella me sonrió
y me dijo,
respiré otro aire
en otro cuerpo
en los brazos de otro hombre
y mi corazón es de el,
perdón por el suceso
pero ya no te amo
simplemente te quiero.
Agache la mirada
y me quiso dar un beso,
me gire hacia otro lado
y le dije vete,
baja el velo
de tu disque vergüenza
y siente,
siente mis lágrimas
aunque tu alma
desértica
me de la espalda.
Karelia se fue
de mi vida,
la única dueña de mi cama
clausuró mi corazón
aquella hermosa dama
hoy se fue.