La armadura de una reina

Te pones tu armadura para no dejar salir tu dolor
sin pensar que tampoco dejaras entrar el amor.
Armadura de oro que también retiene tu olor
y no permite darte mi calor.
Una armadura inútil y pesada
que no podrá evitar lo que ya paso.
Permíteme esculpir una nueva armadura
en el yunque de la comprensión,
construida con el cincel de la ternura,
en el fuego del amor y la pasión.
Con los ángeles de cómplices
enfriandola en un manantial de paz.
Una armadura diseñada con divinos lapices,
para nunca mirar atrás.
Armadura de la cual no serás prisionera, sino dueña.
Con la cual mi corazón sueña
y tu corazón anhela.
Dios fundirá los deseos de nuestros corazones
Para que sea la armadura de una reina.