Conversación madre-hijo:
--¿Tú me estás asegurando
que compartiendo alquiler
con una bella mujer
la respetas y con ella
tú no te estás acostando?
--Mamá,¡qué desconfiada!,
entre Eva y yo no hay nada
sólo somos camaradas,
para que quedes tranquila
vente mañana a cenar
y lo podrás comprobar.
--Quiero haberme equivocado
pues bien sabes lo que pienso
sobre el sexo y el pecado,
debes saber contenerte
hasta que estés ya casado.
Llegó la cena en cuestión
y la madre apareció
fisgando bien por la casa
por si acaso se le pasa
algún detalle importante,
por detrás y por delante,
en el baño,en la terraza,
revisa hasta en las tazas;
al final se va a la mesa
y educada se presenta
a aquella niña bombón
no sin prestar atención
a la ropa que llevaba
para ella,descocada,
casi que ya adivinaba
hasta su ropa interior
mientras su hijo miraba
con cara de santurrón.
--Mamá,siéntate ya
que la vas a desgastar.
Después de varias semanas
el hijo llama a la madre:
--desde que estuviste aquí
nos falta la espumadera
y el cucharón de servir.
--Acabas de demostrame
que no estaba equivocada:
la espumadera a los pies,
el cucharón en la almohada
de tu linda "camarada",
¿y ahora,hijo,me aseguras
que no debo tener dudas
de que Eva duerme en su cama?.
¿Donde estas que ya no escribes? ¡ dinos que ha sido de ti!, es quizas que no pecibes el vacio que hay aqui.