Como tantas veces, en estos días
contigo he discutido, si tú quieres
por tonterías, por cosas que para
tí no tienen sentido.
Te pido perdón por quererte hacer
cómplice de mis amarguras y de mi
desconsuelo, de mi miedo a aceptar
el fracaso que estoy viviendo.
Te pido que me comprendas, el porque
a veces lloro sin razón aparente, el
porque pasó de la tristeza y silencio
a furia y gritos que nada contiene.
Te pido me perdones hija mía, porque
hoy a sido el colmo, me he atrevido
a cruzar con mi mano tu rostro, he
desquitado contigo toda mi frustación
y mi rencor acumulado.
Perdoname, por no darme cuenta que
todavía soy por alguien querida, y
por la persona más importante, y que
aún me necesita. tú hija mía.
Perdón porque en mi egoísmo desmedido
no supe ver que sufrías, que en medio
de esto que llamo mi fracaso, te dejé
sola totalmente desprotegida, sin la
mano de tu padre y negándote cada vez
más la mía.
Mercedes del Pilar Reyna Camacho
30-01-11