Resuena en mi mente una voz melosa
que llega muy dulce a mi corazón,
la nana cantada por mi bella madre,
mientras que mi padre mecía mi cuna,
velando mis sueños, rebosando amor.
Guardo en mi memoria recuerdos de infancia,
siempre acompañada, mimada y feliz,
con pasos inciertos me acercaba presta
a esos brazos tuyos de lirios abiertos
de lechos de flores, de amor y marfil.
Recuerdo mamá tus tiernas caricias,
tus manos de rosa, nácar en tu piel,
cálidos abrazos, alegres sonrisas
y tus negros ojos brillantes, risueños,
tan bellos tan dulces como el aguamiel.
Papá me acunaba en sus fuertes brazos,
siempre juguetones me alzaban al cielo,
deseaba tocar todas las estrellas y hacerles cantar,
quería agrupar y hacer que bailaran
al mismo compás todos los luceros.
Y con cara alegre siempre sonreía
quería acariciar con mis manecitas la cara a la luna en todo su esplendor,
jugaba contigo y yo era tu estrella
la que más alumbra, me llamabas “Sol”.
Qué bellos recuerdos conservo en mi mente,
cuando por la noche me iba a dormir,
sentía caricias y muy dulces besos
de ese amor inmenso que mis buenos padres
en todo momento volcaron en mi.
Chelo Álvarez
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