Tomando la tierra corrugada
Recogiéndome del suelo poluto y oscuro
Hacia el horizonte nada más
Que una desierta estepa
Abandonada y estéril,
Solo restos incipientes
Yacen esparcidos,
Entre plásticos, ropas, basuras desgastadas y animales muertos
Ninguna planta, ni siquiera un insecto,
Cubierto por una densa neblina
Este paramo infértil cegado de los rayos del sol,
De pronto algún ruido algún movimiento
Quienes son estos seres que habitan estos inmundos lechos
Se miran entre ellos, miran a su alrededor
Tal vez buscando a quien juzgar
Fueron las acciones de ellos, de aquellos
Que los llevo a este averno,
Apenas con trémulos movimientos
Consiguen incorporarse
Su carne escasa y estrujada
Con sus ojos hundidos y vacios
Sin aire para respirar
Sin alimento para subsistir,
Sellado ya su destino.
Pues ese mismo vacio insaciable
Por devorar y consumir
Depredar y asesinar
A una lánguida y aguda muerte
Nos ha de llevar.