El pelo le clareaba,incoloro se volvía,
y del suelo recogía,finitos hilos de plata
que volaban y caían,
temblando como las hojas que el otoño desprendía
del tronco al que se aferraban.
El rostro se contraía con cada paso que daba,
tanto dolor suponía dar un paso hacia adelante, si él no la acompañaba.
En su dedo se mecía una alianza dorada
que ningún valor tenía,ya nada significaba.
Lo que antes era sólido,los cimientos que creara,
convertidos en arena en el suelo los pisaba.
Con la cabeza agachada y la mirada perdida,
iba rompiendo recuerdos que a su memoria venían.
y en sus entrañas moría el amor que tanto amaba
el alma se retorcía,y el corazón le arañaba
mientras su boca decía:¿por qué dejas que me vaya?