Angel de amor que por doquiera riegas,
fragancia pura que de tu ser exhalas,
con tu belleza el corazón me ciegas
y a mi imaginación le pones alas.
En la dulce calma que en tu faz reflejas
se esconde el secreto de un amor prohibido,
y bajo el doble arco que forman tus cejas
reflejas el fruto del Edén Perdido.
Con el fuego ardiente de tu piel canela,
apagaré mi hoguera de pasión prendida,
a las puertas del cielo como mi alma lo anhela,
naúfrago de amor y con la fé perdida.
Aunque eres morena tu cuerpo revela
un serio conflicto de noche y de aurora,
dejástes a la aurora y a la noche en vela
y un halo inefable a tu piel decora.
Separarnos siempre la maldad se empeña,
pero Dios escucha mis cansados ruegos,
tú, eres la mujer que a mi edad me enseña,
que he vivido en vano y con los ojos ciegos.