Que tristeza puedes encontrar,
entre las piedras grises y pétreas,
que tristeza y que soledad,
la de sus naturalezas muertas.
Olvidadas yacen en la mar,
cristalinas aguas que las lavan,
con sus pétalos de sal,
como lavan mi mirada.
Eternamente se hundirán,
los anhelos del sentimiento,
en aquella profundidad,
de la que sólo saben los muertos.
Perennes dormirán,
sin ataduras de tiempo,
orgullosos, soberbios, ostentarán,
ser tuyos… sin tu saberlo.
Que tristeza y que soledad,
la de mi naturaleza vacía,
que jamás enlazará,
los contornos de tu vida.
Tal vez un día volverán,
como reflejos de la mente,
los anhelos que al azar,
deposité dulcemente,
en lo eterno de aquel mar,
y que solo a ti pertenecen.
Que tristeza mi soledad
y de que manera estremece.