Retumban en mis sienes los latidos
de un corazón sangrante, despechado,
harto ya de desdenes repetidos
dispuesto a morir, ya entregado.
Quedaron atrás los días dichosos,
repletos de adoración y de sosiego,
hoy priman los reproches clamorosos,
y cunde por doquier el desapego.
No seré yo mendiga de tus besos,
ni tampoco quien reclame tu ternura,
vete ya, por mi no sientas compasión,
no creas que aún existe el embeleso,
pues al conservar intacta mi cordura,
he perdido por ti, toda ilusión.
® Susana Valenzuela
18-01-10