Se fue el invierno, llegó el verano,
con el zozobra de los montes,
los ojos indefensos se sorprenden
se oye el ardor en el horizonte.
Inmensas llamaradas de candela
crepitaban con furia desatada
retando la bondad del parco viento,
dejando la sabana desolada.
Aún llorando lágrimas de fuego
hoy yazgo fuertemente dolorido,
la natura hermosa también sufre,
la candela me envolvió despavorido.
Dónde estará esa mano criminal
que aquí me dejó ardiendo en llamas?
con el alma destruida de dolor
el sol tristemente justicia clama.
La luna me acaricia y me da aliento
por éste gran ecocidio perpetrado,
las guacharacas ahora son carbón
por el sofocamiento inusitado.
El frío mañanero ya no está,
el cántico de los pájaros murió,
extraño mi verdor tan apacible
la caricia de la brisa se desvió.
Al hombre explotador y que no cuida
hacia dónde se le fue la conciencia?
me estoy quedando hasta sin árboles,
ni frutos, ni animales, ni clemencia.
Extraño mis bosques frondísimos,
añoro la sombra y su fresquedad.
Le pido a Dios Todopoderoso
que de la Sultana aleje la maldad. Laureano Marcano.