Recuerdo que eras tú quien me decía
que no era tu intención el inquietarme;
mas hoy, soy yo quien debo avergonzarme,
al ver que triste estás por causa mía.
No quiero, no, por Dios, bella María
que tengas que sufrir y...por amarme.
Sabías que aunque yo quisiera darme
ha tiempo que a otro Amor me le debía.
Es gracias a ese Amor que yo te quiero.
Por El, de tu belleza soy testigo
y admiro tu ternura y tu grandeza,
Por El, como un canario prisionero,
con trinos plañideros te bendigo
al tiempo que hago mía tu tristeza...
Heriberto Bravo Bravo SS.CC