A los amantes de luna menguante,
a las princesas que cobran por horas,
a las novias de cuarto de hora,
a las insolentes y los arrogantes.
Al oscuro antifaz de la vida,
a las noches de una ansiada ciudad,
a los discursos de las despedidas,
a los tal vez y a los nunca jamás.
A los que enseñaron a besar en el olvido,
a los casados en busca de amantes,
a los roba corazones que se sienten furtivos,
a la estúpida secretaria parlante.
Al alma del poeta,
a la fragilidad de una rosa,
a la injuria del proxeneta,
a la debilidad de la sombra.
20-10-06
J.M.P.Poeta