La despedida se hace más cruda,
La ausencia aun más amarga,
Si en esta vieja chaqueta, heredada,
Tu olor a jazmines no nos deja.
Es tal vez el silencio,
El que dejas tras subir al coche,
Cuando aun mis labios creen rozar los tuyos.
O es el sudor de mi mano derecha,
Que tanto te ha rozado,
El que hoy nos recuerda,
A mi chaqueta y a mí,
A los jazmines y a mis manos,
Que nos has dejado.
Pero en el fondo es la lluvia,
Que deja silenciosa esta ciudad
Y a mí empapado,
La que sin duda nos recuerda
Que te has marchado, que te has ido,
Que no volveré a verte hasta mañana.