Para qué disfrutar del mar,
si su contacto no me satisface,
para qué oír las aves cantar,
si luego de segundos su melodía se deshace.
Para qué admirar la naturaleza,
si ya ha perdido su fresco aroma,
para qué pensar que tu alma me besa,
si la soledad vuelve y se asoma.
Para qué observar las infinitas estrellas,
si ya perdieron su lustre brilloso,
para qué buscar entre lindas doncellas,
si el destino será aún más doloroso.
Para qué deleitarme con un nuevo amor,
si no podría sanar esta enorme herida,
para qué esperar que sane mi dolor,
si se convirtió en eterno desde tu partida.
EFRAIN TRINIDAD RODRIGUEZ
Morovis, Puerto Rico
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