Sentimientos de nostalgia,
atracan y anudan sus amarras
en los muelles del corazón.
Miradas fijas en lontananza,
suspiros ahogandose en la garganta,
angustioso dolor de recordar
al leer la trajica inscripción,
del monumento a los marineros
que nunca mas regresaron
de su viaje en alta mar.
Homenaje rendido
por familiares y amigos,
a quienes habiendo zarpado
se encontraron con su destino,
en un día desventurado.
Enfrentaron con heroismo
los embates de furiosa tempestad,
en un desesperado intento
por regresar de nuevo al hogar.
Dieron con impetu contra las olas,
y contra el aullido del viento
pusieron frente de pedernal,
mas tristemente
despues de cruenta lucha sin cuartel,
el faro ha dejado de arrojar su luz al mar,
el barco ha naufragado
yace en el fondo del mar,
y por fin preciada calma,
calma para siempre infinita,
sus anclas,
nunca mas volveranse a levantar.
Para quienes nacieron entre las luces del puerto
sacando siempre la vida del mar,
mejor muerte quizas no tuvieron
al ser reclamados por la gran inmensidad.
Transcurrieron con el tiempo los años
y amigos y familiares
hurgan con añoranza
con mil preguntas sin contestar,
mas de pronto entre brumas de ilusión
los marineros perdidos parecen al puerto llegar
con sus caras sonrientes
mientras maniobran la embarcación.
Pero. triste es la realidad
la etérea imagen se desvanece
ellos nunca mas volverán.