La herida de tu ausencia

Veo señales de la uva que el vino pronostican, y a la taberna me lanzo, a festejar como un rito la comunidad de los vasos. Por mas que bebo y cato no saboreo ni un punto la alegría. Echo puñados de sal en condición de recuerdo sobre la herida de tu ausencia, sustento continuo de mi pena y se me aguza, el dolor espiritual del alma. Ojala me doliera el cuerpo. Fui culpable confeso, pero la tristeza me defiende. Fue ella autora si bien yo un mero complice de nuestro desamor. No me juzgues severamente, puede que esa excusa no me absuelva ni sirva para revivir el amor que nos unia, pero sabes mujer que mucho he pagado con mi condena.