No venga solo para verme como estoy,
mostrándome tu hermosura que encandila
yo me quedo cegado, sin saber quien soy,
mientras tú vuelves en tu cielo, tranquila.
Quédate ya por siempre mujer idolatrada,
has realidad y perdurable toda mi ilusión
lléname mi mundo con tu sonrisa sagrada.
Deseo oír tu voz que es como una canción.
Ya sabes de mí y que siempre estoy aquí,
si te quedas viviré de nuevo en primavera
donde serás diosa, que adoraré con frenesí
en tiempo real ya sin ser solamente quimera.
Pida lo que quieras mi vida está en tu mano,
viviré para ti y te haré por siempre dichosa,
siendo amante, te daré mi amparo cristiano
solo dime que ya es tiempo de ser mi esposa.
Autor: Alcibíades Noceda Medina