No se me ocurre nada mejor,
quiero sentir tus ideas
acercándose a mi alma
como un barco pirata
enarbolando la bandera
de la pura rebeldía,
sentir en mis manos
tú talle axiomorfo,
apretar tus senos en mi pecho,
sufrir la catenaria de tus ojos
alumbrando la sala eterna.
No se me ocurre nada mejor
que llegar al mañana a tú lado,
albergar la esperanza
de recorrer mis días
hablando de nuestros misterios,
saboreando la fruta prohibida,
disfrutando de cada segundo
de tú bella compañía,
escurrir mis palabras
por el tamiz de tus oídos,
alargar mi lengua
entre tus dedos,
castigar mis sueños
con tus canciones estridentes.
Cuanto puedo soportar,
cuanto puedo sufrir,
siento un padecer
por no poderte ver,
es tan triste la lejanía,
es tan insuperable la decepción,
no me atrevo a mostrar
mis alegres necesidades,
tengo miedo de ser
y no poderte dar,
soy insuficiente
para arreglar lo que necesitas,
tengo que hacer algo,
ser valiente y no un extraño.
Cambios debo hacer,
pero nunca de mi ser,
los caminos aprendidos
son la base de mi conciencia,
son la base de mi destino,
tú estas en mi sentido,
en la canción que se me ocurre
cada vez que veo el mundo
y puedo gritar al cielo,
mis vivencias y mis conjuros.