Se me extraviaron dos versos en tu talle,
mi boca con malicia los buscaba en tu espalda.
Tu suspiro profundo pidió que no los halle,
para seguir buscando despues bajo tu falda.
Mientras tus ojos negros se cerraban al dia,
segui hurgando tu cuerpo, tocando en todos lados.
Di con el par de versos de tu pecho que hervía,
y sus lindos pezones breves y sonrosados.
Pero los versos que perdi , no eran aquellos;
Los mios estaban hechos de romántica ternura.
No eran tan tibios, tan blancos ni tan bellos,
como las niveas lunas que adornan tu figura.
Con inusual audacia me arrancaste la ropa,
tus temblorosas manos buscaron vientre abajo.
Por dos versos perdidos y el vino de una copa,
¡ Vaya, Diosa fortuna ! todo lo que me trajo.
Y me olvidé de todo en las yemas de tus dedos,
mi lujuria no supo de rima o prosa alguna.
Al entrar en tu cuerpo, nuestros gemidos quedos,
volaron a contarle nuestro encuentro a la luna.
Fue un encuentro radiante de pasión primeriza,
un concierto de besos, caricias y latidos.
Que solo de evocarlo, me devuelve la prisa,
de buscar nuevamente mis dos versos perdidos.