Con la ineludible
llegada del invierno
se apagan los colores
de la naturaleza,
el verde torna al sepia
sobre una tierra seca;
se contraen las raíces
y caen las hojas muertas.
Ante el frío inclemente,
el mundo entero duerme
y todo se inmoviliza
con Saber y Prudencia,
todo entra en espera
ansiosa, impaciente,
de que vuelva la Vida,
vuelva la primavera.
Pero, por otra parte,
mientras el mundo duerme,
mientras la tierra espera,
es tiempo para el alma
de reflexionar, sincera;
de examen minucioso,
de búsqueda incansable
de la Verdad Interna.
Adentro, en la conciencia
de pliegues misteriosos,
tras la cortina negra
del muro del silencio,
aguarda un universo
de espiritual riqueza
que nos espera, ansioso,
con las puertas abiertas.-
Eduardo Ritter Bonilla.
Viernes 29 de Noviembre de 1991