Sobre las arenas negras de la soledad impía
Vagaban sus pies descalzos, mientras su alma dormía
Soñaba la muy coqueta con la felicidad, que un día…
Tocaría sus notas para ella, en perfecta armonía…
Su cuerpo, cuasi distante...
Sobre sus pies descalzos vagaba errante.
y se congelaron los sueños, los pensamientos…y Hasta los detalles…
Por el frío y cruento viento de la calle…
Y por más que caminaban sus pies descalzos…
Amanecía siempre, atrapada entre mil mares;
Sin saber: cuuál más inmenso,
Pero conociendo todos sus males…
Y ya no había lágrimas que mojaran su rostro
El frío dentro, era tan intenso
Que convertidas en hielo,
Se quebraban al asomarse a los lagrimales…
Ah melancolía! Ah soledad! Ah olvido!
Malditos compañeros desleales!…
Lo único que era tibio,
Era la sardónica sonrisa
De su careta matinal…
Más en la noche…al caer al suelo a toda prisa...
Un rictus de tristeza se posaba, en su rostro,
En absoluta libertad…
Fue la amante de saturno.
Fue la esposa de Satán.
Fue la niña consentida del olvido,
Que la abrazo, en un intento obsceno
Para poderla así preñar…
Y que pariera todas sus penas: muda y sin cobijo
Junto a las muertes turbias,
De sus restos de nobleza y de bondad…
De dónde sacó el puñal…
De algún cliente
De dónde sacó el valor
De su pendiente…
De dónde salió la sangre
De la careta…
Pero poco importa ya…
Pues la pobre murió, al fin de cuentas
Con los pies descalzos
Y el cuerpo a cuestas
Pero sin alma…ya que ésta aun no despierta…