En tu paraíso encantado quedé adormecido,
rendido mi cuerpo, mi alma sonríe agradecido.
Producto y prodigio del amor entregado en calma,
late tranquilo mi corazón, pues el tuyo lo ama.
En tus grandes y bellos ojos, alegría aun titilan,
restos de besos en mi cuerpo desfilan.
Mientras yo dormito plácido, feliz y contento,
tus dedos delicados toman cada uno y lanza al viento.
Estás esplendida en mi sueño, como ante que te amara,
sensual te muestra, como mi intención adivinaras.
Despierto y aun estas cuidándome como a un niño,
cuanto amor hay en ti mujer y, entregas con cariño.