La soledad del marinero...

Como quisiera ser el aire manchego que impulsa con su brisa molinos de viento, que llega del mar con su bruma pesada de grandes silencios...
Sé de ese silencio de aquel marinero, que vaga con sus velas por esos océanos, buscando aliviar la soledad de su alma con el corazón abierto, con el pecho erguido para que el sol lo queme por dentro, como el fuego de la caldera de los vapóres donde navegó su viejo...
El dice que te ama Soledad, pero no tiene remedio, ya que tu solo existes entre su buque y su puerto, entre su mar y su cielo, entre su realidad y su sueño...
Solo tú existes Soledad cuando no te siente en su lecho. Tú eres su vida Soledad! desde el amanecer hasta el firmamento! ¿Pero quien eres tú Soledad?, ¿Eres acaso su misterio?. ¿O eres su presente, como también puedes ser su pasado colgado bajo el puente donde pasan los años mostrandote los dientes ó eres el vino amargo en una copa sin ribetes ó quizas una cruz sobre un lecho de muerte...? ¿Soledad quien eres?...
El vive contigo y para tí Soledad, como el perro vagabundo ante el celo de la hembra en la calle del frente. El está prendido a ti Soledad como el musgo verde, que humedece la ola sobre la roca inerte...Tú eres para él Soledad como la gargantilla azul en el cuello de mil mujeres, que aprietas sus sentidos y haces como quien enloquece, para no ver la realidad mientras todos duermen...
No lo dejes Soledad, ya que su amor por ti nunca muere!, solo morirá su cuerpo cuando a él lo entierren, siempre cerca del mar y con lápida de caracoles que suenen, con el viento llamando a su Soledad para que lo bese...