Roca arenosa de tu playa,
de tu forma, de tu manera,
de tu alegre despertar,
de una noche agitada por las olas,
por las olas del caprichoso amor,
que reposado en la almohada
descansa, para volver a navegar.
Así, sin más, empieza una aventura,
aventura esperada, deseada
y por menos y con cierta premura
en tu puerta varada.
Suave brisa marina
que de tu boca expende el aire
filtrándose hasta tu retina
y ocultándose de nadie.
Con la noche marinera,
no saliendo a la mar,
te cubres, la primera
y la segunda para amar.
Y de nuevo me acerco,
me consuelo, me muero,
tus labios los he de besar,
no temas, me establezco,
para seguir siendo el primero,
primero y último que te ha de amar.
Sólo una cosa más...
mis labios húmedos
se han de compactar
a tus húmedos labios,
seguro saldrá
un beso embriagado
y que mejor dejarse embriagar
por el licor de tu cuerpo,
hasta saciar la sed,
sed que se acumula,
por tu forma de amar,
por tu manera de ser.
Enrikt