Me gusta caminar, la inquietud me rodea,
veo a la gente, la agonía la siento;
me gusta caminar y así veo cosas:
siento la brisa golpear a mi rostro,
siento el olor del medio,
lo malo de la calle húmeda,
lo bueno de la fritura en grasa,
pienso en la gente, en el gobierno,
en el escape, en la luna;
siento mi haber, mi dignidad,
que se deslizan
hacia un mundo extraño;
cuando camino mis pasos lloran,
atrás, mis huellas ríen,
apropian mis ansias que sobran.
Me gusta cuando camino:
así cuestiono, esbozo, adobo,
empujo, obligo, el tropel me observa;
veo su incógnita alegría, lo busco
tan igual como Martínez Rivas en su decir:
"Te llame con gorriones
y tu pecho seguía cerrado"
Veo del hambriento su pobreza,
rico en lágrimas, puente abajo,
en su cauce sin ríos ni peces,
con desteñida cabellera,
revuelta y desteñida;
veo su oportunidad truncada,
un hedor a heces,
un rostro de huracán y dolor,
sin parque,
caminando veo eso y es claro que viva.