Rozo primaveras con el ensueño de mis pensamientos que echan a volar.
Evitarlo quiero, pero tienen grandes alas que vuelan a tus ojos,
los que atraen y embriagan mis ganas de llegar a ti.
Las pliego, y allí me quedo prendida en el borde de tu corazón.
Le toco suavemente,
no se abre la puerta,
siento que esta ocupado por otro amor,
y me duele,
y me molesta.
Rozo tus labios con mi aliento enamorado y, espero…
¿Qué tiempo estuve allí?.
No sé,
pero mientras los rozaba comprendí,
que no pertenecían ni serían para mi.
Solo recuerdo que lloré,
y maldije el día que me enamoré de ti.
Volví a desplegar mis alas,
Regresando al nido triste, y desolada.
Ahora los sueños de mis pensamiento los controlo yo,
para no soñar más primaveras,
sino, atardeceres de otoños que tiñen mi corazón
esperando un sueño que me haga dormir la noche,
recordándote.