Recuerda mi alma adolorida,
cómo pasa la vida,
cómo se viene la muerte,
que triste ha sido vivir sin ti, papá.
Me recreo en mi soledad,
en mis dulces sueños reposo,
en mis pensamientos,
sólo memorias de alegria y nostalgia.
Me entristezco y triste lloro,
mas tus recuerdos padre,
no los ha quebrantado tu partida,
ni los agudos filos de la muerte.
Cuando en mi soledad contemplo el cielo,
de innumerables estrellas adornado,
te veo allá en el mas hermoso lucero,
despierta en mi pecho la nostalgia,
y lágrimas recorren mis mejillas,
pero tu brillas más y más,
secando con tus besos mi tristeza,
y me abrazas y te siento,
me siento feliz entre tus brazos,
protegiéndome con tu amor de padre,
amor incondicional, amor eterno.
¡Cuánto diera por tenerte padre!
por oir tus palabras, tus consejos,
por decirte cuanto te amo,
por recordar contigo a esa niña,
a esa pequeña de la cajita de dulces.
Te escribo y mis lágrimas no cesan,
me siento ahogar en mis sollozos,
en mi impotencia me siento frágil,
Cuánto te necesito , papá!
Se cerraron tus ojos,
se apagó tu aliento,
pero diez estrellas dejaste,
con tu amor, con tu trabajo,
porque fuiste el campeón, el rey,
y allá en el cielo estás,
y al Creador alabas con tu música celestial.
Te amo papá
-LYCH-