Te levanté de la cuna en que dormías, aferrándote a mi pecho
apenas aclaraba el día, descalza entre mis brazos te llevaba...
Él permanecía dormido debajo del árbol, en su cuna de madera
quise que tus ojos vieran, por primera vez... al niño Dios nacido
Más adelante te contaría, te hablaría del amor que derramaba...
que un día fue tan pequeño como tu, por María Virgen acunado
como yo te amo, así también el niño Dios por su madre fue amado
seguro como todas las madres del mundo, una canción le entonaba
Y tus ojos se abrieron, se agrandaron de sorpresa... como estrellas
te sonreían mis ojos... mientras creía morir de emoción y de ternura
Tu primera Navidad... Tu y yo solos, en medio de la inmensa sala
mi niño prendido a mi regazo, deseando comprendiera tantas cosas
Entendieras que encontraba, el verdadero sentido a esta festividad
motivo inmenso para sonreír, ser feliz con el pedacito de mi ser
tan difícil para ti.. descubrir en mi mirada, la dicha de obtener
y de palpar por primera vez... ¡El color brillante de la Navidad!