LAS ESTACIONES DEL ALMA (EL VERANO)

El verano aveces llega a ser asfixiante. Se agota casi toda la humedad, se producen grandes sequías, se produce un calor extremo debido a que los rayos solares caen sobre la tierra con la máxima perpendicularidad. Pero a pesar del rigor de las altas temperaturas, esta es la estación de  mayor actividad en el interior de la planta ya que se generan muchas reacciones químicas en el protoplasma de sus células y se consume mucha energía proveniente del radiante sol que brilla esplendorosamente sobre ella. En ella miramos hacia atrás y deseamos volver a estampas o estaciones anteriores. Con nostalgia  añoramos  el regreso de viejos tiempos mejores, no sentimos la frescura del espíritu vivo, y mostramos solo ramas secas  y sin vida. Sin embargo es el tiempo donde el dador de la vida se encuentra mas cerca de nosotros. Sabe que necesitamos mucho mas de su ayuda. Metafóricamente hablando, la ubicación del Creador de todo lo que existe, en relación con nosotros, forma una linea recta sobre nuestras vidas, por eso sentimos tanto calor. Es el tiempo donde nuestra relación con Dios puede ser mas cercana, es aqui donde volvemos el rostro a lo verdaderamente importante debido a las grandes presiones externas que nos oprimen. Si bien El es una columna de fuego (como el sol de desierto) también es la nube que reposa en medio del verano ardiente, y el oasis que calma la sed del peregrino.

Ma. Eugenia Figueroa Romero

Octubre 2018