El grato aroma que exhalan las flores,
maravilloso fulgor resplandece,
un ave canta de amores y penas,
el viento irrumpe la calma del alba.
Es un Alcázar la fuente del Cerro,
con sus murallas y rejas labradas,
melancolía que tensa la aurora,
tras de los muros, el agua se vierte.
Una figura se eleva en el aire,
de una mujer con hermosa mirada,
labios de rojo, y amable sonrisa,
devoradora es la miel de sus ojos,
de sus promesas anhela mi esencia,
un beso ardiente que sueña mi sueño,
de aquella boca de grana y de lava.
En ese encanto invisible ha sellado,
mi corazón anhelantes suspiros,
y de mi pecho se escapan los sueños,
es el amor de mis ansias eternas,
que tanto tiempo acompañan mis pasos,
del solitario camino del alma.
Lupercio de Providencia