Apresurado por el tiempo de mi empeño
vuelvo a escribir versos de amor,
pensando en ti.
Pensando en ti.
Vuelvo a delirar con el deseo,
con la alegría del momento.
Pensando en ti,
las fantasías se convierten en realidad.
Y te amo en el aislamiento de mis versos,
entendiendo tu corazón.
Y te amo en el lapso de mis apasionamientos,
en las ilusiones de mis codicias
y en los besos compartidos.
Pensando en ti mi corazón suspira de alegría
y mis lágrimas fecundan la pasión de nuestros abrazos.
Pensando en ti, hoy el cielo me regala tu sonrisa
Pensando en ti y en tus razones,
pensando en amor,
pensando en silencio.
No quiero verte llorar.
No quiero verter llorar.
No quiero hacerte infeliz, ni suspirar de dolor.
Quiero que seas feliz.
Compréndeme, te quiero.
La noche llegó para procurarme calor
en los sueños que compartimos
y en los besos de amor.
Cada sueño es un ilusión y un desafío,
y te encuentro invariablemente cerca de mí,
susurrándome al oído.
Te quiero con pasión.
Tanta, que es difícil controlar su furia.
Quiero ser tu ángel, para demostrarte mi indulgencia
y soñar juntos en los sueños de nuestras ilusiones.
Comprenderás por tanto, porque lloró cada vez que te vas.
Y dejo en el jarrón la rosa blanca de mi espera,
rezando por ti,
rezando por mí.
Rezando por vernos.