"CRUCIFIXION Y MUERTE"
Estaba crucificado
su cuerpo tan contrahecho,
sin gracia, sin hermosura,
extenuado y sin aliento.
Una enramada de espinas
le perforaba los sesos,
y su sed le atormentaba
más que la sed del desierto...
¡Cómo temblaban sus labios
por el dolor entreabiertos,
labios que otrora anunciaran
mensajes claros y nuevos!
¡Qué pena deba mirarlo!
pena que aún no lo entiendo,
por qué conducía a mi alma
a verlo sólo de lejos...
La sangre se le encostraba
en sus lacerados miembros.
Sangre y polvo, polvo y sangre
se aferraba a sus cabellos.
¡Oh, qué paisaje tan triste!
¡qué cuadro tan más horrendo!
Su túnica se jugaban
a los dados los plebeyos.
Un llanto se confundía
con las burlas de los necios
y una Madre sollozaba
con el dolor más acerbo.
De vez en cuando un suspiro
profundo, cortado y hueco.
Por los aires aletean
los zopilotes y cuervos.
Ya viene la muerte impía.
La muerte viene corriendo.
Quiere matar a la Vida,
quiere matar a su dueño.
No lo permita mi Dios
que yo muerto no lo quiero.
Si su palabra es la vida,
su silencio es un veneno...
¡Habla, Señor! ¡no te calles!
Dime algo, buen Nazareno.
El sol ocultó su brillo,
rasgose del templo el velo;
los muertos resucitaron
y trepidaron los suelos.
Dios Padre manda a sus ángeles
quiten trabas al Averno.
Y entonces Tú, que no puedes,
interrumpes tu silencio:
"Por favor ¡oh Padre mío!
¡No les vayas a hacer eso...
...ellos no saben lo que hacen.
Perdónalos, Padre bueno.
Dale valor a mi Cruz,
a mis clavos y al flagelo;
dale valor a mi sangre
que he derramado por ellos...!
¡Ah, qué bondad tan divina
clama por los bandoleros!
Yo dejo correr mis lágrimas.
Me arrodillo ante el misterio
de Jesús cucificado,
que al expirar en la Cruz,
abre las puertas del cielo.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC (Deerechos Reservaos)