Mi verso,
lentamente apresurado,
para cubrirte toda con febriles besos
en el mágico sueño
de una noche en madrugada,
mil brazos quisiera tener;
mil caprichos ávidos de morir
en una sola noche a solas contigo
rendido sobre los labios reventados por el ardor de amarte toda completa,
ceñido a tus bordes curvos,
fundido en los límites de tu cuerpo
que es todo pasión en la agonía
de un amanecer en la alborada.
Y es que así,
puesto en el centro de tu boca,
en el medio mismo de tus labios,
lentamente,
debajo de tu lengua,
subsistirá el beso profundo,
húmedo y encendido,
que trepará por tus muslos
ondulado, inquebrantable,
hasta alcanzar al triángulo
donde ocultas prisionero
el misterioso rio que calmará mi sed…
sed de amarte.