Eres como la suavidad de un tierno beso,
Como la mirada del sol al atardecer,
Como una mañana llena de paz,
Eres como la tenue voz del mar.
Eres como el manantial de la montaña,
Como la brisa alegre de la cascada,
Como la fina nota de una flauta,
Así como la luna y su brillar.
Y así eres tú a todas horas,
Cuando te veo dormida sin cesar,
Y sin cesar también sonríes,
Y también sabes que te he de amar.
Eres como la luz que baja del cielo,
Como la aurora de un tulipán,
Como el pistilo de un capullito,
Como el plumaje divino del faisán.
Así eres tú a todo momento,
Desde que en mis manos te pude cargar,
Cuando observé tu nacimiento,
Así hija mía eres y por siempre serás.