Hoy… hoy quisiera hablarle a la luna
y contarle mil mentiras,
decirle que ella me ama, decirle que es solo mía;
que cuando me besaba, lo hacia con pasión y locura,
que en mi soñaba, y yo por ella… solo por ella
yo vivía.
Contarle mis secretos y desventuras
cuando estando aun joven,
ella fue mi desvelo y mi locura,
hermosa flor nocturna, tan bonita criatura;
pues cuando cierro los ojos, su recuerdo llega
como la lluvia.
Fue lo más grande en mi vida, el único anhelo
a mi existencia, la sublime inspiración a mis poemas;
era blanca como la nieve fina, sus cabellos
cual cascada caían, su cuerpo de diosa perfecto,
sus ojos altivos y coquetos, ella era cual melodía
a mis sentidos.
Un día deje de verla, se fue con otro a morar
muy lejos, corrí por calles a buscarla,
sentí que mi vida valía menos que un peso,
tome una botella para hallar consuelo,
llore como nunca antes lo había hecho,
y la tristeza cada momento me hacia su preso.
Hoy su recuerdo me sigue, aun no puedo olvidarla,
y esque tanto la quise… que cada noche veo y acaricio
su imagen plasmada, y solo al tiempo le pido,
que me permita recordarla, cuando siendo yo aun mozuelo
la ame como nunca antes lo había hecho.
La vida sigue y se complace, en traerme añoranzas de esa mujer,
ese amor tan querido, ninfa a mis sentidos, fantasma de un ayer;
hoy me pregunto y grito, que fue de ti amor mio?
y solo el viento me acaricia, trayendo su aroma… ese
que cada mañana se ponía, seductora y transparente, mi musa…
aquella que reír me hacia, aquella dama… la que muy loco
me traía.