Dicen que los soplidos que empujan al viento
no son más que las palabras de aquellos
que se perdieron en el tiempo,
dejando su fe y su alma
en un año de sus vidas,
y miles de pensamientos
atrapados en una rueda que gira y gira.
Dicen que en la brisa se distinguen sus murmullos,
que de su temperamento se intuye alguna caricia,
y aunque tardíos sus recuerdos
rotas navegan sus risas,
circulando por el desconsuelo
que alimenta el llanto de quienes perdieron con ellos:
Futuros ahora imposibles,
anhelos ahora imperfectos.
Son aquellos,
esos que sueñan con topar
con unos ojos tan olvidados como dormidos,
quienes dejaron de luchar
por las metas que marcó su sino.
Esa es su manera de estar hoy contigo
pues no hay que olvidar
que a cada paso que demos y que dimos,
sentiremos su fuerza, la presencia en el camino
de todos aquellos que se marcharon,
aquellos a los que distinguimos en el cantar del cielo,
esos, que ya sólo son recordados
por quienes de verdad les quisieron.