Ante tu voz,
mi mando era sumisión
y el anhelo de tu piel
se incrusto en mi ser.
Y aquello que nadie me dio,
cotidiano lo fue en ti,
que silencio entre labios
la voz de mi culpabilidad.
Que ya encaminada
Vino a teñirse de complicidad…
…el sentir tu grave voz,
hablando tan fino sobre mi piel
que en medio del dolor
de nunca mas, mi destino ver.
El enclave de mi corazón
vino a ganar,
el deseo de mi naciente amor…
…incubado entre la prosa y la guerra,
el frenesí de noches sin luna,
agobiados por la sentencia
que acarrea este locura.
Quien entendería ?
Quien podría dar razón ?
A lo que provocamos,
dando paso al amor….