Yo sé bien que tienes muchas cualidades,
sé que no hay en tí egoísmo ni maldad,
mas no sueño: conozco tus realidades,
eres sólo una mujer y nada más.
Eres sólo una mujer (nada especial),
sin embargo, para mi, ¡no hay otra igual!,
mi cariño no elude comparaciones,
no es lo mismo ser de tí que de otra más.
Nunca, cielo, cambiarán mis ilusiones
mientras tenga junto a mi tus dulces ojos,
nunca quiero oír más voces que tu voz,
nunca quiero respirar mas que tu aliento.
Eres sólo una mujer, mas, lo que siento
por tí, ¡reina de mi vida! es especial.
Porque tú eres para mi insustituible,
el reflejo fiel de un ángel celestial.
Tu presencia a mis dolores los consuela
y mis recuerdos más amargos los mitiga;
además de ser aún mi mejor amiga,
para mi, tú eres el ángel que me vela.
Sólo tú eres el motivo de mi vida,
sólo en tí encuentro el consuelo y el calor;
sólo a tí te reconozco como dueña,
es tan sólo en tí, en quien mi alma sueña
y es de tí, sólo de tí, ¡todo mi amor!-
Eduardo Ritter Bonilla.