He estado enamorado de la vida,
de las dichas sutiles y grandiosas,
de las acciones rudas, caprichosas,
de la bondad tranquila y consentida.
Estoy enamorado de la vida,
del principio natural de las cosas,
de las flores, que todas son hermosas,
de la emoción sublime y presentida.
De la existencia estoy enamorado
porque me ha brindado satisfacciones
y, a una necesidad, satisfactores.
En la natura soy privilegiado;
me alientan las más serias emociones
cuando te contemplo, bella, entre flores.
Martín Fuentes Castillo.