QUEDARON.
(A todas las victimas de la guerra cívil)
Quedaron viudas con niños,
viejos padres sin sus hijos,
abrevados gritos en los vientos,
en la desolación humedecidos,
ante la impotencia de hechos,
quedaron.
Quedaron surcos tintados,
tintada entrañas de la tierra,
con sangre de cuerpos seleccionados,
por mor del ansia en que se hiciera,
de la tenebrosidad los brillos,
quedaron.
Quedaron silencios en montes,
desengaños en almas confiadas,
por ser la fuente traidores,
en temosía de ver acalladas,
palabras de mujeres y hombres ,
quedaron.
Quedaron cuerpos enterrados,
como animal en desprecio,
entre densas tinieblas juzgados,
por innata querencia en hábito,
a la tierra que engendrados fueron,
quedaron.
Quedaron casas, quedaron prados,
senderos, cunetas quedaron,
sangrantes paredes, muros empedrados,
de sinceros seres que coligaron,
por tiempos en su tierra floreados
quedaron.
Quedaron inherentes a su tierra,
con anhelo en la mente ansiada,
al fin aflorase la nueva era,
erigiéndose rutilante alborada,
sin sombras que la ennegrecieran,
quedaron.
Quedaron hoyos cobijados, alojando cuerpos inmolados,
sobre ellos impotentes llantos,
corazones en dolor rasgados
en la sin razón de verlos matados,
quedaron.
Quedaron heridos los vientos,
,mirando aldrajados cuerpos,
sufriendo la sevicia de hechos, de felonía temosa de otros,
en verlos en silencio deshechos.
Ana Arias Saavedra
,
QUEDARON.
(A todas las victimas de la guerra cívil)
Quedaron viudas con niños,
viejos padres sin sus hijos,
abrevados gritos en los vientos,
en la desolación humedecidos,
ante la impotencia de hechos,
quedaron.
Quedaron surcos tintados,
tintada entrañas de la tierra,
con sangre de cuerpos seleccionados,
por mor del ansia en que se hiciera,
de la tenebrosidad los brillos,
quedaron.
Quedaron silencios en montes,
desengaños en almas confiadas,
por ser la fuente traidores,
en temosía de ver acalladas,
palabras de mujeres y hombres ,
quedaron.
Quedaron cuerpos enterrados,
como animal en desprecio,
entre densas tinieblas juzgados,
por innata querencia en hábito,
a la tierra que engendrados fueron,
quedaron.
Quedaron casas, quedaron prados,
senderos, cunetas quedaron,
sangrantes paredes, muros empedrados,
de sinceros seres que coligaron,
por tiempos en su tierra floreados
quedaron.
Quedaron inherentes a su tierra,
con anhelo en la mente ansiada,
al fin aflorase la nueva era,
erigiéndose rutilante alborada,
sin sombras que la ennegrecieran,
quedaron.
Quedaron hoyos cobijados, alojando cuerpos inmolados,
sobre ellos impotentes llantos,
corazones en dolor rasgados
en la sin razón de verlos matados,
quedaron.
Quedaron heridos los vientos,
,mirando aldrajados cuerpos,
sufriendo la sevicia de hechos, de felonía temosa de otros,
en verlos en silencio deshechos.
Ana Arias Saavedra
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