Feliz de dejarte solo en los rincones de mi memoria,
me decido a recorrer toda una nación
en busca del anhelado fruto de la amnesia
que me libere de las profundidades de esta ilusión.
Así sin buscarla, que me tome por sorpresa
y que me lleve hasta tu puerta de canto,
donde secretamente te observo
sin que notes como muero cada día.
Hoy me atrevo hablarte
y te pido regresar el tiempo,
te pido que no partas,
te lo pido de rodillas
donde me hundo cada segundo.
Y en silencio te pido tantas cosas más,
como respuesta el viento imita tu voz
o acaso tú tomas prestado la fuerza del viento,
para susurrarme que: “así es la vida,
el amor como la vida muere algún día”
Ahora recuerdo las palabras
de un poeta argentino:
“Se puede ser feliz y prescindir del amor”
Y tuvo mucha razón, pero
como se le pudo olvidar:
“que en el amor, una vida depende de otra”.