Por tanto, amados míos, como
siempre habéis obedecido, no como en
mi presencia solamente, sino mucho
más ahora en mi ausencia, ocupaos
en vuestra salvación con temor y
temblor, porque Dios es el que en
vosotros produce así el querer
como el hacer, por su buena voluntad.
Haced todo sin murmuraciones y
contiendas, para que seáis
irreprensibles y sencillos, hijos
de Dios sin mancha en medio de
una generación maligna y perversa,
en medio de la cual resplandecéis
como luminares en el mundo;
asidos de la palabra de vida, para
que en el día de Cristo yo pueda
gloriarme de que no he corrido en
vano, ni en vano he trabajado.
Y aunque sea derramado en libación
sobre el sacrificio y servicio de
vuestra fe, me gozo y regocijo
con todos vosotros.
Y asimismo gozaos y regocijaos
también vosotros conmigo. FILIPENSES 2:12-18