Sembré en mi huerto
una tosca silla de vergel,
senté flores de tu respirar,
perfumando recuerdos de tu aroma,
uno a uno conté claveles de esperanzas,
cómo quisiera que pudieras regresar..
Cruce el silencio,
cruce silbidos de tristezas,
anduve ciega,
no te hallé,
comí la savia de tus anhelos,
sentí en el alma espinas de Cardosal
reí en silencio mi vil soledad.
Te has ido,
sé que nunca mas regresarás,
hoy solo te recuerdo,
una angustia me invade sin igual,
si he de olvidarte, bien lo sé.
Jamás imagine que dejarías
ese tu recuerdo que no se marcha,
es tortura pura el poderte recordar.
Gigante huerto de pena,
triste hierba,
amarga hierba
recorre malahierba
me invade el respirar.
me aprisiona entre azucenas oscuras,
me rocía de avispas de llanto,
que infernal.
Mi justo castigo por amarte
es llorar mi triste soledad
ante este tu huerto
abandonado sin piedad. María Ysabel Camacaro 30/Septiembre/2010
Nunca habÃa leeido algo que me calara tan hondo el alma,escribes muy bello,además me identifico mucho con tu poema SIGE ASI!!!!!!!!!!!!!!!!!!