Como en sueño, libre de toda pesadilla,
notando solo la carga que la intensidad
gravitatoria ejerce sobre mi cuerpo,
siento la vida en el escenario del azul cielo
y en el horizonte que define esta línea conocida.
Impregnado de este deleite
voy buscando una mano amiga
en este colosal teatro, sin saber donde acudir.
Me muevo solo en parajes cercanos
entre el horno, el supermercado, la farmacia
y la frutería. El estanco, la ferretería y el kiosco
a los que acudo regularmente en intercambio formal
para pertenecer a la economía liberal.
Totalmente distinto a los motivos que rigen
esta galaxia que me acoge y que no acierto
a adivinar, pues seguramente será,
en donde se encuentre el éxito, para lograr
la amistad que tanto necesito.