Esta calle con fabricas y humaredas de aceite, larga calle en el atardecer, a un lado el fuego de los toxicos, al final las peceras de un cielo terrenal, en el otro extremo las ventanas de cortinajes pobres, patios con botas de obreros tiradas, camisas rotas lavadas de soles, un árbol de isoras junto a un niño, parasitos en el planeta, parasitos en las veredas, parasitos: Era larga esta calle, es larga interminable, nosotros caminabamos todas las noches sin encontrar la salida, contemplando los perros solitarios, no había otras calles no otras ventanas, solo este asfalto con pedazos de tierra, y el canto de un gallo en la oreja como un verso de Dios, entonces nos besamos cerrando los ojos por un momento para olvidar.