Quien divaga en mi memoria, disfrazado de delincuente
Que ametralla con su boca las mil espadas
Empuñadas en la mano;
Herido como cualquier mortal, prendo en un olor maleante,
La furia indecisa y el hambre moribundo
De cuantos sueños burlan mis pasos.
Eres tú quién eructa vocablos entre la basura,
Quién abofeteamis poemas
Liquidando los ufanos sentimientos
Que mezan sobre los labios
Como una pista de hielo
Entre medias de julio y agosto.
Que mata el humo del cigarro
En la polvareda que cubre el aire,
En los bordes de un extinguido boceto,
En las risas muertas y caricias aplaudidas
De un eterno deseo, de un inerte segundo
Colmando angustias con los ojos cerrados.
Quién habla susurrando en mi cabeza,
Multiplicando la orquesta de sismos
Que derrumban el liceo donde guió
Cada una de mis obras;
Quién dicta las palabras que acaban en arcadas
En una botella de ron,
Osando a mentir, construyendo muros artificiales
Que se desvanecen al suspirar de un recuerdo.
Persigo al destino que juega al despiste,
Busco donde el aire sea imante,
Donde los pasos sean gravitatorios
Y la tierra una huella reflectante,
Allá donde mis voces se acuesten
Y no despierten,
en la ajuma de unos nidos
Con el coro de visitantes poemas
Minados sobre el cuerpo inerte.
Quién habla susurrando en mi cabeza
Y se desvanece al suspirar de un recuerdo.