Somos poetas, virtuosos y a veces rechazados
estirpe ausente de placeres concebidos,
casta de pureza y alguna vez congraciados
con el humo afable de un habano encendido.
Somos poetas, aunque a algunos su afán no le alcance
se convierten en esclavos de sutiles comentarios
no saben que la verdad se resume en el instante
cuando la pluma seduce los principios parcelarios.
Somos poetas, en cada tejido de nuestros huesos
en la plenitud intensa de una hoja arrugada,
en los insomnios fieles, en los simples regresos
en la magia del alma vestida en la mirada.
Somos poetas, y a quien no le guste recoja el guante
de la envidia absoluta en sus porpias frustaciones,
somos poetas, del amor, de la vida, del instante,
de la calma eterna cualquiera sean sus estaciones.