Nos encontramos solos
después de la fiesta en sociedad,
después de saciarnos de verdad
con abundante manjar y licor delicioso
y ahora nos sorprende la madrugada,
sí la madrugada en tu lecho fastuoso.
La tenue luz mostraba los encantos,
la perfección de tu figura en lubricidad.
Damos rienda suelta al instinto más bajo,
que nos vuelven inconscientes.
La espesura de tus labios estremece y,
tu boca traviesa emana calor.
Nuestros ojos lascivos penetran entre sí,
erizando mi parte con vigor.
Como animales en celos,
nuestro aroma cubrió el ambiente.
Empapados en sudor aun más gozamos
y enardecido cuneamos las caderas,
los cuerpos encorvados entres sí
buscando las partes más calientes.
En tu danza va musitando amor con locura,
linda melodía mujer activa y valiente,
tatuaste tu carne en la mía y,
el líquido licor recorre tus junturas.
Es el amor sin mitología inútiles,
en total libertad y desenfreno.
Con qué ímpetu y habilidad,
sacias al placer con amor y destreza,
alma lujuria de boca traviesa.
Cojo tu cuerpo anhelando tu tibieza,
nuevamente los instintos se armonizan y,
otra vez ya estoy degustando de tus senos.
Autor: Alcibíades Noceda Medina